De Vuelta al Otro Barrio (DVAOB) de la mano de Mario Mel
A Mario Mel me lo encontré como todas esas cosas que la magia de la vida cruza en tu camino, de casualidad. Sentado frente al mar, sólo, con uno lo suficientemente gordo para no poder moverme en las tres horas siguientes. Observando el mar, los cambios en su superficie, la llegada de los mosquitos, los peces subiendo a pescar en el aire, atardecer y amanecer simultáneamente en el verano del Sur de «finlandia», largos días que se funden con noches que nunca llegan.
Una tormenta viniendo hacia mí yo yo clavado en una roca que soy yo. Que venga lo que tenga que venir, total no hace frío. Saco los cascos, el pequeño Mp3 que intercambié por uno de los pines de Korpo que hizo Ida, no por no tener dinero, sino por buscar recursos que están sin usar para darles vida. Reproduzco un episodio de La cuarta parte con Frank 3, que había dejado a medias mientras limpiaba las habitaciones del hotel al que voy a trabajar en bici, una hora ida y otra de vuelta, muchísima música, ese mismo verano escuché un podcast de diez episodios sobre Bob Marley y TANTAS COSAS MÁS… fotografía, vídeo, baños en el mar, mucho curro, hasta el desastre interior.
Y aparece la voz de Mario diciendo algo como «a los mandos de una nave que no sabes manejar». ¿Sabes lo que me pasa con la buena música?, que cuando estoy de viaje habla de cosas que me están pasando en ese mismo momento.
Tema tras tema de astro en astro, pasó la tormenta de lejos, refrescó y poco a poco pude volver a levantarme y dirigirme al hogar… caminata por el bosque, encontrar la bici, camino de tierra a través de la isla de Wattkast con ese amanecer tempranísimo, luz dorada, cruzar el puente después de media hora y una cama, y una mujer a la que amo.
Al día siguiente busqué los temas uno tras otro rastreándolos con la información que soltaba Frank T entre tema y tema, todo un aprendizaje, pero lo encontré: Brightness of Natural Luxury. En soundcloud, el disco completo, encontré dónde descagármelo, escucharlo una vez tras otra todo el verano en casa, en la bici, pintando la habitación con una amiga… y el verano pasó y seguí escuchándolo, al volver de trabajar del restaurante a las 2 de la mañana, limpiando los baños, aspirando el suelo… en todas partes en todo momento vamos 😆 Mi vuelta al rap.
De vuelta al rap!
Al tiempo le escribí un email a este Mvrio (como firma en ese disco), me respondió, conectamos, conversaciones por Messenger… nos hemos acompañado en nuestro crecimiento como artistas, pero sobre todo en nuestras tribulaciones como personas, como seres humanos. Mario es una persona muy especial, le tengo muchísimo cariño, de alguna manera u otra siempre está ahí… desaparece pero «como un perro pateando las calles, siempre vuelve» (que el mismo cantaría).
Y como un perro pateando las calles está de vuelta al rap y de vuelta al otro barrio. ¡Y vaya vuelta!, el barrio le ha abrazado y él ha abrazado al barrio, porque si tuviera que utilizar unos pocos adjetivos para este disco que recién comienzo a escuchar (tres veces ya 😊), quizás ahora mismo serían: variedad, estilo, profundidad poética, riesgo y unas skills del carajo.
Desde las primeras frases conecto con él, fintas maravillosas como esa de «y camarones a guitarra», frases increíbles como «ese bicho que creías que moría, pero aún se movía, volverá a volar sin rencor al que le aplastaba» 😮, o poéticas como «las estrellas miraban, y la luna lloraba, y lloraba y lloraba, porque hermanas y hermanos se mataban». En este punto vamos por el minuto 1:20 de una primera canción no muy larga de 2:39 y esto se me está comenzando a parecer a Borges, que optaba por concentrar trama, alpeh y sabiduría en unas pocas páginas.
Pues nada, que lo escuchéis, lo podéis encontrar en Spotify como veis en el reproductor que encabeza esta entrada, en Youtube o comprarlo en este link
Gracias Mario, mi hermano.
❤️